Los hospitales de la zona de Melipilla y Talagante enfrentarán un recorte presupuestario de 5.500 millones de pesos en 2025, según el Decreto número 19 firmado por el ministro de Hacienda, Mario Marcel, el 10 de enero de 2025. Esta medida afectará directamente a los hospitales de Talagante, Melipilla y San Juan de Dios, así como al Servicio de Salud Metropolitano Occidente y al Hospital Traumatológico.
El Hospital de Talagante sufrirá un recorte de 2.569 millones de pesos. El Hospital de Melipilla tendrá una reducción presupuestaria de 2.945 millones de pesos. El Hospital San Juan de Dios enfrentará una reducción de 17.790 millones de pesos. Como dato, señalemos que este hospital es fundamental, ya que Melipilla envía pacientes de mayor complejidad a sus dependencias.
El Servicio de Salud Metropolitano Occidente y el Hospital Traumatológico también recibirán reducciones en distintos ítems presupuestarios. Los hospitales de Curacaví y Peñaflor no figuran en este decreto de reducción presupuestaria.
Le consultamos al dirigente de la Fenats, Carlos Schulmeyer, de qué forma toman los trabajadores este recorte realizado por el gobierno.
Esta medida presupuestaria puede tener implicaciones significativas para la salud pública en la región, ya que puede afectar la capacidad de los hospitales para proporcionar servicios de calidad y atención médica oportuna.
Sobre cómo iba a afectar directamente a los vecinos este recorte, Shulmeyer fue directo y conciso en señalar que, probablemente va a tener repercusiones y que la dirección tendrá que conversarlas con los sindicatos de trabajadores.
Para nadie es desconocido que nuestra comuna tendrá un nuevo hospital, y eso va a significar un gasto mayor desde el servicio para poder financiar todos los servicios y especialidades que se ofrecerán. Dijo que, en potencial y lo subrayamos, en caso de que el hospital se entregue este 2025 y al ser un traspaso “ESPEJO”, no se llegaría bien a su estancia.
Ante la consulta si el prevé que estos recortes en los hospitales públicos, pueda llevar a una crisis sanitaria y social, Shulmeyer nos entregó una opinión muy personal, indicando que, de no existir una nueva política de salud, es probable que esto suceda.
Es fundamental que las autoridades sanitarias y los hospitales afectados trabajen juntos para mitigar el impacto de este recorte presupuestario y garantizar la continuidad de la atención médica para la población.