Durante la jornada de ayer, se vivió un acontecimiento que remeció el escenario político latinoamericano, debido al intento fallido de golpe de Estado en Bolivia. Los eventos comenzaron con la movilización de miembros del Ejército hacia la Plaza Murillo en La Paz, bajo el liderazgo del entonces comandante general Juan José Zúñiga. Zúñiga, junto con soldados armados, irrumpió brevemente en el Palacio de Gobierno en una tanqueta militar, confrontando al presidente Luis Arce antes de salir y dirigirse a los medios.
Durante su intervención pública, Zúñiga alegó buscar la restitución de la democracia y la liberación de presos políticos, acusando implícitamente al propio presidente Arce, de ordenar la acción. Esta acusación fue vehementemente negada por el gobierno de Arce, quien denunció el incidente como un intento de golpe de Estado.
En respuesta, Arce realizó cambios en la cúpula militar, nombrando nuevos comandantes para restaurar la calma y ordenando la retirada de las tropas del Palacio de Gobierno.
Durante esta jornada, la ministra de la presidencia, Maria Nela Prada, expresó su rechazo ante los eventos transcurridos en las últimas horas, haciendo un llamado a la defensa de la democracia.
A estas declaraciones, se suman las de la analista política y Doctora en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Lilia Camacho, quien desmintió las declaraciones de Zúñiga al hablar de un “autogolpe”.
Finalmente, Edmundo Novillo, ministro de defensa de Bolivia, llamó al retorno a la normalidad, indicando que la situación está bajo control y que está en manos de la justicia y la investigación del mando militar.
El intento de golpe plantea serias preguntas sobre la estabilidad democrática y el futuro político del país, subrayando la importancia de un análisis detallado de sus implicaciones.