Durante la pandemia, estos centros, ubicados en El Monte y LloLleo, debieron redoblar las medidas de seguridad y gracias al aporte de la empresa privada, pudieron adquirir muchos más insumos y elementos de protección personal para funcionarios y residentes.
La película documental “El Agente Topo” puso de relieve el trabajo que se realiza en los Establecimientos de Larga Estadía para Personas Mayores y que, por estos días, es reconocido en todo el mundo gracias al trabajo de la cineasta chilena, Maite Alberdi.
Ella, que hoy que disfruta con las nominaciones a los premios Spliter del cine independiente, además de la postulación como mejor película iberoamericana en los Goya y que sigue en camino por un Óscar, logró poner en pantalla las historias de estos hogares gracias al registro que realizó en el Hogar que el Obispado de Melipilla administra en la comuna de El Monte y que se suma al que tiene en LloLleo.
Las 65 personas que viven en estos centros destacan el profesionalismo y cariño que reciben, tal como lo comentan María Eugenia Portus y Rhina Fuentes, residentes en El Monte y LloLleo respectivamente, que reciben cuidados especiales y atención las 24 horas del día.
Para Rodrigo Apablaza, director del Hogar San Francisco en El Monte, ha sido muy importante la visibilización que permitió la película ya que puso de manifiesto el trabajo que ellos realizan, pues al ser un documental registró la vida misma en el día a día, los cuidados y amor que ellos entregan especialmente en la contención de los residentes que se hizo más evidente ahora en tiempos de pandemia.
El Obispado de Melipilla también administra el hogar Divina Providencia en LloLleo. Paula Medina, directora de este centro, cuenta que durante la pandemia redoblaron las medidas de seguridad y para ello es que tuvieron que comprar muchos más insumos y elementos de protección personal que son obligatorios, y que gracias al aporte de la empresa privada se ha permitido su adquisición.
Entre los aportes recibidos y que han permitido sustentar el trabajo y llevar a cabo la labor, no solo de los hogares del obispado, sino que también de los dos jardines infantiles que administra en Melipilla, destaca la ayuda de diversos empresarios a través de la Confederación de la Producción y del Comercio.
Para su presidente, Juan Sutil, esta ha sido una gran oportunidad de apoyar a través del obispado a personas mayores y niños, con una ayuda en dinero que permitió comprar implementos de protección y seguridad para enfrentar de mejor manera la pandemia.
Las compras realizadas han permitido sostener, durante gran parte del año 2020, los gastos extra que no se habían considerado previo a la pandemia. Por ejemplo ya se han distribuido entre los hogares 10.000 cofias, 110.000 pares de guantes, 10.000 pecheras desechables, 12.500 mascarillas, 80 litros de cloro, 120 litros de alcohol gel, 60 litros de alcohol, basureRos, dispensadores, pantalones clínicos, entre otros insumos de seguridad.
De igual forma para los jardines infantiles Mi mundo de Esperanza y Pequeños Poetas se compraron 50 litros de alcohol gel, 10.350 mascarillas de 3 pliegues y 170 protectores faciales para esperar el reingreso a clases de 160 niños y niñas a partir de marzo.
Quienes puedan colaborar con los hogares y jardines infantiles del obispado pueden hacerlo a través de donaciones y contactarse a través del correo contacto@caritasmelipilla.cl o llamar al teléfono 228323456 anexo 26.